Los preservantes
Los preservantes son sustancias químicas que aplicadas en la madera protegen de la acción simple o combinada de los enemigos naturales como lo son microorganismo como pueden ser hongos, bacterias o de insectos. Para la elección del tipo de preservante se debe tener en cuenta el uso al que va a ser destinado la madera preservada si va a estar en el interior o exterior de la vivienda, la vida útil que se requiere de ella y los aspectos económicos del tratamiento como lo menciona Salas. (s.f.)
Como lo menciona Vaca de Fuentes (1998): “la preservación le otorga a la madera incrementar su vida útil, mediante procesos físico - químicos, de esta manera se incorporan al mercado nuevas especies maderables, aspecto que incide directamente en el desarrollo económico y social.” (p.1).
En el siguiente esquema se muestra cómo los tipos de preservantes que se pueden utilizar, los cuales se clasifican en productos orgánicos e inorgánicos.
Figura 7. Preservantes para madera
Fuente: Salas (s.f.)
A continuación se mencionan dos tipos de preservación que puede ser sin presión y con presión entre los cuales están aplicados con brocha, rodillos, aspersión o de inmersión y por último los que se les aplica presión. Según como lo menciona Salas. (s.f.)
Preservación sin presión
Superficial por brocha, rodillos y aspersión
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CH madera ˂ 20% y sin recubrimientos (laca, barnices o corteza).
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Cubrir íntegramente la superficie de la madera.
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Debe usarse equipo de seguridad.
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Tratamientos temporales y deben repetirse anualmente.
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Uso está limitado a madera para interiores y exteriores con limitación.
Difusión (Inmersión –difusión)
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Se sumerge la madera en la solución preservante por no menos de un minuto.
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La superficie de la madera debe empaparse completamente.
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Posteriormente se apila la madera sin separación.
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Se cubre con un plástico por un tiempo que puede oscilar entre 1 y 6 semanas dependiendo del espesor de la madera.
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Transcurrido ese tiempo se pone a secar la madera.
Tratamiento con presión
Se realiza en madera con humedad < PSF en el que se hace penetrar el protector de manera forzada aplicando presión en un autoclave, cilindro metálico cerrado con diámetros de 2 a 3m y longitudes de hasta 45 m.